Los Atures eran una tribu guerrera cuyos territorios se extendían por la orilla izquierda del Orinoco, en la actual Venezuela. Los Caribes, etnia que se había mostrado belicosa con los Atures desde tiempos inmemoriales, había invadido sus territorios, aniquilado a toda su población y borrado del mapa su cultura. El naturalista Alexander Von Humboldt, a principios del año 1800 logró adentrarse en el territorio de los Atures y quiso estudiar la tribu para ampliar los escasos datos etnográficos y lingüísticos que se disponían de aquella cultura, pero para cuando el naturalista llegó a la zona, no sobrevivía ni una sola persona que conociese la lengua que hablaban los Atures.
Pero, en medio de la catástrofe, un hallazgo fue a aportar un pequeño rayo de luz. En una de las comunidades Caribes mantenían un viejo loro casi desplumado que, anteriormente, había pertenecido a una familia Atur. Y que, ante la sorpresa de Humboldt, repetía una y otra vez palabras en la lengua que había escuchado durante toda su vida. Innumerables horas de trabajo meticuloso con el pájaro, sumados a una larga labor de transcripciones y a sus extraordinarios conocimientos antropológicos y lingüísticos, dieron como resultado un listado de 40 vocablos que nadie en el planeta sabía ni sabrá nunca qué significan.
Actualmente existen en el planeta 4.764 lenguas distintas, de las cuales la mayoría se encuentran en grave peligro de desaparición.
No debemos permitir que la globalización no respete la diversidad de culturas. Es necesario luchar por contener la desaparición de lenguas y la extinción de especies.
Esta historia esta sacada del blog “La bitácora de Humboldt” y la muy interesante entrada sobre lenguas perdidas podéis verlo completo pinchando
aquí.
En el blog “odisea2008” nos proporcionan un enlace a un libro en inglés sobre aves extinguidas, en esta entrada, que además, nos ilustra sobre el extinguido Guacamayo Misterioso que transcribo:
“Ara erythrura: o Guacamayo Misterioso se le considera extinguido (BirdLife International 2006). Originario de Jamaica y Martinica su última localización fue a comienzos de 1800 en Jamaica por el sacerdote Comard. No existen ni siquiera en ningún museo conocido”.
¿No les recuerda a nadie la cola roja de este Ara erythrura?
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