
viernes, 17 de enero de 2014
Dian Fossey, IN MEMORIAN
En su libro de notas dejó: "Cuando te das cuenta del
valor de la vida, uno se preocupa menos por discutir sobre el pasado, y se
concentra más en la conservación para el futuro".
En las montañas de Virunga, situadas entre la República Democrática
del Congo, Uganda y Ruanda se encontraba
Karisoke, lugar donde desarrolló la mayor parte de sus estudios sobre el
primate durante veintidós años.
En esta zona fundó el Centro de Investigación de Karisoke,
lugar hoy en día de investigación internacional y dedicada al estudio sobre los
gorilas.
Sus investigaciones sobre estos primates no solo se basaron
en la observación sino también en la participación. Para poder
conocerlos mejor y crear lazos de confianza con ellos llegó a imitar sus sonidos
y su comportamiento. Además les asignó un nombre a cada uno para
identificarlos. Al gorila con el que más lazos de confianza tuvo le llamó
"Digit".

Además, colaboró con la prestigiosa revista National
Geographic en la documentación de los hábitos de vida del animal.
Gracias a sus documentales se pudo desmitificar que este primate no era
violento y dio, además, a conocer la fuerte persecución que sufría por los cazadores
furtivos.
De hecho, la muerte de su compañero Digit a manos de
cazadores caló en la científica quien inició una campaña activista contra
ellos.
.
La vida de Dian Fossey fue bastante común hasta
que en 1963 decidiera emprender un viaje a África que cambiaría su vida para
siempre. Sin ninguna experiencia y solo con su ilusión y sus convicciones como
equipaje, inició una aventura de 22 años que la llevó a integrarse en la
comunidad de primates y a conocerlos mejor que ninguna otra persona hasta entonces.
Pero su implicación emocional con los gorilas le costó la
vida.
Su defensa a ultranza del habitat y la integridad de estos animales la
llevó a un devastador final. El negocio de los gorilas sin duda aportaba una
gran riqueza a Ruanda, tanto desde el puto de vista turístico como en la caza,
actividades a las que Fossey se oponía firmemente y que boicoteó hasta sus
últimos días con patrullas anticaza, con lo que sin duda fraguó importantes y
peligrosas enemistades. Estas patrullas destruyeron trampas furtivas, acabaron
con los cepos y lograron confiscar numerosas armas como lanzas y machetes a los
cazadores.
A sus 53 años de edad murió en su cabaña de Karisoke. El 26
de diciembre de 1985 el cuerpo de Dian Fossey fue encontrado, junto a
su cama con el cráneo partido. Las evidencias apuntan a que el asesino vigiló
los pasos de Fossey hasta el punto de conocer su rutina y poder
entrar en su vivienda cuando era más vulnerable. Al parecer Dian Fossey intentó
defenderse cargando su arma, pero eligió la munición equivocada por lo que no
pudo proteger su vida. El arma que acabó con ella fue un machete que años atrás
había confiscado a un cazador furtivo en sus patrullas anticaza y que guardó en
su cabaña como decoración.
El cuerpo de Dian Fossey fue enterrado en el
cementerio que ella misma creó para los gorilas, cerca de su amigo el primate
Digit. Aunque su legado sigue vivo, la obra por la que tanto luchó, tras el
genocidio de Ruanda, prácticamente se ha desvanecido.
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1 comentarios :
Los ruandeses la apodaron "Nyiramachabelli", mote que significa «la mujer que supo adaptarse al bosque», y la que ha quedado grabada en su epitafio. Los humanos compartimos con los gorilas un 98 % de ADN y el mismo linaje evolutivo, una especie que no existiría hoy si no fuese por esta zoóloga estadounidense que fue brutalmente acuchillada por la peor especie animal de todas...
Un abrazo.
Fer
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